Internet ha generado una multitud de replicantes que comparten los mismos criterios y están convencidos de la posesión de la verdad por el simple hecho de que ésta se ha formado al margen de los tradicionales mecanismos de generación de opinión. Tal vez individualmente no habrían sido capaces de llegar a las mismas conclusiones, pero el consumo casi compulsivo de sus dosis diarias de información sesgada a través de los mismos foros monocolor a los que acuden, acaban generando pequeños tiranos clónicos con los que es casi imposible iniciar un debate relajado. Hablar con cualquiera de ellos es encontrar los mismos argumentos y el mismo nivel de intolerancia. Sustituir la telebasura por Internet ha sido un gran paso, pero a veces da miedo pensar lo fácil que resulta manipular todas esas mentes de fotocopia.