La efectividad de los nuevos virus, que además de utilizar la lista de contactos de sus víctimas para propagarse pueden planificar un ataque colectivo a un sitio web determinado, confirman el riesgo de que su potencial destructivo se aplique a intereses concretos. El último ataque de Mydoom contra los sitios corporativos de SCO y Microsoft contiene un claro mensaje de defensa del software libre. Es decir, no destruye por destruir, sino que dirige su ataque contra las empresas que más han destacado en la lucha contra Linux. La aparición de virus al servicio de una ideología determinada hace pensar lo fácil que sería atacar un proceso electoral si se implantase el voto electrónico a través de Internet. Las pruebas realizadas hasta ahora demuestran que no sólo es posible bloquear la plataforma de recepción de votos, sino que también pueden generarse duplicados y falsear los resultados. Todo ello sin tener en cuenta que el voto a través de la red pueda ser más o menos progresista que el presencial. Ante estas perspectivas es difícil que se produzca un escrutinio electrónico en unas elecciones generales a corto o medio plazo.