Estoy siguiendo con entusiasmo la evolución del concepto cloud computing, aunque sin tanta pasión como Enrique Dans en sus artículos sobre la materia. Tengo que reconocer que mi instinto se aferra todavía a lo local y que no me sentiría seguro en un esquema de trabajo con tanta dependencia de la red. Por eso siento simpatía, aunque no al cien por cien, con el comentario de Richard Stallman cuando afirma que el cloud computing es una trampa. El basa sus argumentos en su rechazo histórico a los sistemas propietarios, por lo que la pérdida de control que a él le preocupa tiene su origen en los derechos exclusivos que la propiedad intelectual otorga y no tanto en la externalización de los recursos informáticos.