Ayer asistí a la reunión anual de antiguos alumnos de la escuela de negocios suiza IMD. Me gustó mucho la conferencia de José López, Vicepresidente Ejecutivo de Nestlé.
Comentó cómo habían superado la crisis reputacional en Internet que se generó tras el vídeo de Greenpeace. Al final, la solución a la crisis provino del área de Operaciones que él dirige, demostrando el origen del aceite de palma utilizado en la elaboración de sus productos y la efectividad de las medidas de trazabilidad, sostenibilidad y protección del medio ambiente adoptadas por Nestlé.
José López remarcó que una crisis de este tipo es una gran oportunidad para entablar una conversación con los clientes, acreditar la calidad del trabajo realizado por la empresa y alinear la reputación con los objetivos estratégicos y la realidad de las empresas. Para ello se necesita una agilidad en la respuesta que no todas las empresas tienen.
Aludió reiteradamente al World Competitiveness Yearbook elaborado por IMD, cuya edición para 2010 acaba de ser publicada. En el ranking de competitividad por países (PDF), España ocupa el puesto número 36. Sorprendía al ponente que, a pesar de ello, las restricciones presupuestarias se concentrasen en las partidas relacionadas con la formación.
Con referencia a las diferentes estrategias formativas de cada país, José López comentó el caso de una empresa china que enviaba cada año a 300 directivos al MIT. Cuando preguntaron a un alto cargo de esta compañía si no le daba miedo que después de dar tanta formación los directivos se fuesen de la empresa, él respondió que le daba mucho más miedo no darles esa formación y que se quedasen.